Luis Rodrigo Medina es un artista visual cuya obra se despliega como un territorio de exploración del lenguaje, el gesto y la memoria. Su práctica se articula en torno al juego con la palabra y su potencial simbólico, utilizándola como vehículo cultural e ideológico. En sus lienzos conviven capas de pintura, dibujos y textos que se superponen como estratos de sentido, generando una experiencia visual y conceptual compleja.

A través de imágenes que evocan la la fuerza de la sabia inocencia infantil —trazos sueltos, cuerpos, frases automáticas, manchas, etc.—, Medina propone una ida y vuelta entre el aprendizaje y el desaprendizaje. Sus obras invitan a mirar con el ojo nuevo de la infancia, cuestionando las estructuras del lenguaje y revelando su fragilidad como sistema de representación.

La pintura, para Medina, no es solo superficie, sino espacio de pensamiento donde convergen lo espontáneo y lo construido. Cada obra es un palimpsesto donde el juego, la duda y la ironía conviven con una búsqueda profunda de sentido. Así, su trabajo se convierte en un acto de resistencia y de apertura: un intento por desentrañar, reaprender y reconstruir las formas en que nos comunicamos y entendemos el mundo.